Educación y neoliberalismo.
Kant, solía decir que el hombre es la única criatura que debe ser educada y Eric Weil, que la dimensión política de la educación era educar en condición de que a un niño se lo pueda dirigir hacia la libertad y su autonomía.
Tomando estas palabras podríamos pensar que la escuela no es solamente una institución de enseñanza. La escuela es mucho más que eso, es un lugar de vida, un lugar de encuentro entre amigos y compañeros, un lugar donde los adultos no solamente están transmitiendo el saber sino también cuidando a sus alumnos. Es un sitio donde sabemos alimentarnos y que nos enseñan a utilizar materiales cotidianos, es un lugar de convivencia y de solidaridad; es decir, que la escuela es un lugar de socialización. “Es la vida misma” decía John Dewey.
Es cierto, la escuela no es una isla en el medio del océano de nuestra sociedad, es también el reflejo de la sociedad en que vivimos, donde los alumnos y los propios maestros y educadores arriban con sus propias contradicciones, por eso es necesario fortalecer la educación. Una política de ajuste impulsada con la excusa de un déficit fiscal y el desfinanciamiento de la educación, como lo propone el neoliberalismo, no es otra cosa que un problema ideológico.
El diseño de las políticas educativas crean una fuerte contradicción:
1) Por un lado es la visión estatal que empuja la liberalización extrema, mercantilista y privatización de las entidades educativas
2) Y, por otro lado opuesto, es contra la defensa del Estado que garantiza el bien común social y el derecho constitucional dentro de una educación gratuita, pluralista y de alta calidad pedagógica,
Yo me pregunto: ¿cuál de las dos maneras es más democrática?
Hoy se observa una especie de voracidad sin límites de las grandes empresas y que provoca una crisis social, fomentando la guerra entre los propios pobres para acentuar la fractura social y hasta se pretende mostrar a los jóvenes “rebeldes” como bandas izquierdistas.
El neoliberalismo no entiende que cuando se habla y se discute de educación no es solamente hablar de maestros y alumnos. Es también hablar de todo lo que se hace en una institución educativa: desde docentes y alumnos, pasando por el personal no docente (porteros, cocineros, agentes de limpieza, etc) personal administrativos, infraestructura edilicia, de bibliotecas, laboratorios, comidas y gastronomía.
El imaginario colectivo que es amplificado por ciertos medios de comunicación. El choque entre una libertad individual y otra de libertad común crea la “pedagogía del egoísmo” que propone hacer las cosas para uno mismo, ayudate a vos mismo para que después pueda hacerlo con otro. Eso quita la solidaridad humana y va transformando en competición hasta los valores morales.
El asfixiar a las entidades educativas no es solamente contra un partido político opositor, era para todo el mundo. Lo que pasó con las universidades quedó en claro. Las conquistas que se habían logrado con la Reforma Universitaria en 1918 comenzaron a patinar. Franja Morada, uno de los grupos políticos de los estudiantes que también defiende la Universidad Pública y gratuita, así como la Federación Universitaria Argentina (FUA) que nuclea a todas las agrupaciones estudiantiles del país y que es dirigida por una cordobesa ligada al partido radical igualmente sufrieron el ataque descarado que el neoliberalismo lleva adelante.
El ajuste presupuestario es un problema ideológico contra todo el sistema educativo (Primario, Secundario y Universitario) sin importar el color político, lo que se interesa aplicar es la función social del egoísmo. Hay mucho desdén por la educación.
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La educación y la inserción social (Continuación 2ª parte)
Juan Carlos ALARCON
La visión de la escuela que muchas de las familias de esos chicos tienen no es la misma que podamos tener nosotros mismos. Institucionalmente estarán dentro de una clase determinada; es decir, dentro de una hegemonía intelectual, cultural y de edad (3°, 4° grado, por ejemplo) La escuela no es una responsabilidad sino una obligación. Eso quiere decir que algunas nenas habrán escuchado decir a alguien de su familia ¿Para qué estudiar si después se casaran, tendrán hijos y deberán ocuparse de la casa? Lo mejor es que aprendan a cocinar, a limpiar, a cambiar pañales de niños. Es la realidad de muchas madres que trabajan como empleadas domésticas y sienten que sus hijas también lo harán cuando necesiten dinero para sobrevivir.
Otras veces llegarán ustedes , nuevos docentes, a la escuela para hacerse cargo de un grado, pero como llovió o no tenían quien cuidara al más chico porque ellos tienen que salir a trabajar ese alumno no irá a clase ese día. Entonces ¿Qué articulación gradual propone la institución ante la ausencia de alumnos?... Juntar dos clases que tienen edades diferentes, niveles educativos diferentes y hasta dinámicas diferentes. El maestro tiene que estar preparado para esa diversidad coyuntural que se repite a menudo en el año escolar en ese tipo de escuela.
Recuerdo que no hace mucho, un maestro me decía que “había que improvisar”. ¡No!... Cuando se trabaja con seres humanos no se improvisa, hay que producir ajustes y correcciones pedagógicas utilizando una amplia batería pedagógica y de teorías inductivas que sirvan para que cada niño reciba las informaciones progresivas y capacitivas que procuran mantener los programas educativos.
¿Cómo funciona un mismo grado o nivel a la mañana o la tarde? La dinámica de grupo no es la misma. En general, a la tarde el grupo escolar comienza a sentir la fatiga y es un grupo de alumnos más calmo, pero con menos retención analítica de lo que está aprendiendo. Si el maestro se queda atrincherado detrás de su escritorio dando una clase magistral, en la última hora los chicos se le han dormido todos. Es decir que el maestro tendrá que usar otra dinámica de grupo y que esto no tiene nada que ver con la pedagogía por eso las teorías no lo contemplan, la dinámica de grupo es del área de las Ciencias de las Comunicaciones. Si un maestro no comprende eso terminará dando clase a los gritos, con un desgaste psicológico enorme no solo para los niños sino también para él mismo. En un par de años ese maestro está sacando carpeta médica por depresión.
Yo digo siempre que con ese tipo de público escolar además de las adquisiciones cognitivas que uno transmite hay dos reglas simples de conducta social que se deben negociar con ellos y que sin dudas le servirán cuando sean adultos.
⮲ una, “no hacer a los otros lo que no queremos que los otros nos hagan a nosotros”;
⮲ la otra consigna es que “saber reconocer un error es siempre un acto de valentía y sirve para mejorarnos en tanto que seres humanos y poder evitar conflictos inútiles”.
Les aseguro que no hay cosa más hermosa que cuando observamos que un niño vuelve a “tomarle gusto a la vida”. Esto se ve en la actitud, en la evolución escolar dentro del engranaje de una sociedad, y de una sociedad que no es perfecta, que nunca podrá ser perfecta porque los hombres que la integramos no somos perfectos.
Las experiencias que se efectúan escolarmente restan todavía como simples paliativos coyunturales, sin ofrecer una alternativa durable a las explosiones sociales o a la radicalización de cualquier integrismo religioso o político.
La integración no es sumisión, y la solidaridad no es paternalismo.
Cuando la propia sociedad cierra las puertas a la integración social de sectores desfavorecidos, difícilmente se pueda producir una movilidad ascendente. Contar solamente con una voluntad política no es suficiente para que un trabajo de inserción social pueda llevarse a buen término, también es necesario que la sociedad acepte esa integración y que esté dispuesta a aceptar sectores desfavorecidos como integrantes de la propia sociedad y no los separe como si fuera una enfermedad contagiosa.
La sociedad debe aprender a vivir con los nuevos matices que produce la mundialización y debe saber integrar las movilidades territoriales, la interculturalidad y las interreligiones.
El capitalismo, desde las últimas décadas, viene cambiando de rostro. El capital ya no se concentra solamente sobre las espaldas de grandes familias privilegiadas, hoy se concentra sobre las empresas multinacionales, sobre la especulación de acciones en la bolsa de comercio. La mentalidad colectiva de la sociedad también tuvo su metamorfosis. Esta nueva mentalidad no pasa más por la lucha de clase, sino por las diferencias culturales o religiosas que alteran el modelo tradicional occidental, despertando en muchos casos un racismo peligroso. La ultraderecha y el fascismo se nutren de estas contradicciones y, es así, como va ganando espacio, tanto en países emergentes como desarrollados.
La familia se encuentra desintegrada, el comunitarismo se encuentra invertebrado, seamos honestos y digamos las cosas como son. De la misma manera que las clases altas exprimen una especie de “racismo” hacía las clases pobres y marginales, en las clases pobres existe una especie de resentimiento social muy parecido al racismo. Son también estas situaciones las que fabrican la intolerancia y la violencia.
Otra de las características de la sociedad actual, y digo sociedad, porque esos grupos que vemos revolcarse son también parte de la sociedad. La violencia y la marginalidad también cambiaron de fisonomía. La violencia ha disminuido de edad y vemos ya grupos de niños de 9 a 13 años con métodos vandálicos y bastantes violentos. Al mismo tiempo, en la escuela, la violencia se vistió con polleras. Un alto porcentaje de hechos violentos son producidos por chicas adolescentes y preadolescentes socialmente marginadas. Si queremos una pedagogía de inserción no solamente hay que contar con los recursos del Estado para que una educación sea pública y gratuita, también la propia sociedad tiene que estar abierta a esa visión.
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La educación y la inserción social (1ª parte)
Juan Carlos ALARCON
Educar es una necesidad imperiosa, pero es necesario saber que cuando una sociedad más se educa, más conflictiva se vuelve esa sociedad. Tener mayor educación es tener al mismo tiempo mayor conciencia del papel que juega un pueblo dentro de la sociedad y, por supuesto, es tener también mayor deseos de justicia. La educación es intransigente ya que nos muestra crudamente las desigualdades del hombre y, por consiguiente, ella busca a hacer valer nuestros derechos por todos los medios, desde las reclamaciones individuales hasta las manifestaciones callejeras. Es decir que educarse produce mayores conflictos a una sociedad. El precio político de la educación es el conflicto.
La persona que se educa abre los ojos, quiere justicia, mayor igualdad con el resto de las personas, y para eso manifestará y reclamará por sus derechos de tener una condición de vida mejor. De allí es que no se debe tener miedo a la gente en la calle cuando reclama lo que le corresponde para vivir más dignamente. Esto no es una visión solamente del subdesarrollo, también este proceso se lo puede observar en los países desarrollados.
Este síndrome también demuestra por qué muchos hombres políticos que hablan bastante sobre la necesidad de la educación, luego que son electos no hacen grandes cosas, les molesta la gente en la calle, les molesta el conflicto que pone en riesgo los proyectos que no responden a la espera social o, en todo caso, de lo que ellos creen que la sociedad necesita.
Los problemas de la educación están ligados a sus propias estructuras económicas, educativas y de empleos. Las estructuras están llenas de contradicciones. La antinomia más marcada es la fragilidad del propio sistema formativo donde la precariedad del empleo está al orden del día. Sin embargo es necesario dejar las cosas en claro, corresponde al Estado cubrir esa carencia. El Estado debe ser siempre el regulador de las desigualdades sociales y económicas.
En la educación, la primera desigualdad que se encuentra tiene que ver con las diferencias sociales de los propios educados. La escuela no está aislada, no es una isla, la escuela es la sociedad misma con todas sus dimensiones y todas sus características. Mientras más se acentúen las fracturas socioeconómicas en la sociedad más se acentúa la desigualdad en la educación. Es decir que por esa razón, la redistribución de las riquezas está al centro de la educación.
El neoliberalismo es la fábrica más grande de pobres y ricos; tanto en los países desarrollados como en los países emergentes. Las revueltas generalizadas que se ven en Europa también tienen que ver con este tipo de situación.
Los debates y la polémica están al orden del día.
⮲ Los teóricos del sistema dominante ven en esos actos una autodestrucción de la propia clase empobrecida y que ponen en peligro sus propias fuentes precarias de trabajo.
⮲ Los intelectuales analizan los eventos como la sublevación comunitaria de jóvenes, viendo la causa en la contradicción de esos jóvenes originarios de barrios empobrecidos.
⮲ Y los herederos de Touraine, a partir de verdaderos problemas de sociedad, pretenden ver todo queriendo aplicar el simbolismo del mito revolucionario y se prohíben salir del razonamiento de sus claustros universitarios en el esquema de lucha de clase.
La polémica es un diálogo de sordos.
En la televisión, se ven movimientos callejeros y violentos; pero en el mensaje de estos eventos no hay nada de revolucionario, al menos en el sentido ideológico y técnico de la lucha de clase. Ningún análisis razonable puede ver eso. En la sociedad argentina no hay un proceso de desintegración, solo hay un proceso de reacomodamiento de la interculturalidad que, por supuesto, no es suficiente para justificar actos de violencia. El problema político no pasa por cuestiones de izquierda o de derecha. Todas esas teorías fueron superadas. De la misma manera que no se puede decir que los pobres son todos de izquierda y que los ricos son todos de derecha tampoco se puede pensar que la pobreza sea sinónimo de violencia.
Hay muchos vicios y depravaciones que produce la globalización. Las alternativas al capitalismo no son más las teorías marxistas, la izquierda busca el desarrollo de un capitalismo social y una redistribución de riquezas desde el propio modelo capitalista. Lo que se pone en juicio, es el liberalismo desenfrenado que produce desigualdad entre los países y al interior de un mismo país. El liberalismo ha bloqueado la sociedad entre sus propias alternativas liberales porque, el capital, ya no se concentra solamente sobre las personas, lo hace sobre las empresas y su mundo accionistas. La clase media y hasta los propios obreros se dejan tentar por las ofertas de acciones que inundan el mercado de la bolsa.
Desde un punto filosófico se podría decir que el enfrentamiento se produce entre teorías humanistas y el materialismo capitalista. Pero eso da a creer que la religión juega un rol, interponiendo teorías y técnicas integracionistas. Viéndolo así, sería dar una connotación religiosa a un problema que es meramente social y económico.
Seamos pragmáticos. La violencia de los jóvenes se produce por la ruptura de toda esperanza. No hay esperanza de ascensión social, no hay esperanza de integración social. Es la fractura social que margina cada vez más. No hay que confundir conflicto social con crisis social. En toda crisis social hay un elemento que es el poder. Es lo que está pasando en Argentina con Milei de presidente.
Los conflictos provienen de las periferias de las ciudades donde se concentran mayorías de sectores sociales muy empobrecidos; allí la fractura social es muy visible. Los jóvenes creen muy poco (o casi nada) en los partidos políticos y van a votar no porque se sientan ciudadanos sino porque el voto es obligatorio.
La historia de toda América Latina está llena de revueltas, de guerras, de conflictos y de juegos de poder.
Lo único que piden hoy los jóvenes es un trabajo estable, un alojamiento que no sea insalubre y el derecho igualitario a la educación. No importa el gobernante que se los otorgue. No hay nada revolucionario en los disturbios que se pueden ver en los medias, sólo un hartazgo de lo que se vive cotidianamente en la realidad.
¿Cuál es el objetivo de las entidades educativas? Es insertar a jóvenes disminuidos socialmente a través de una formación escolar, uniendo acciones cívicas y re actualizado conocimientos generales para que esos jóvenes pudieran adquirir un saber y un saber-hacer en vía de lograr una solución durable.
En todo nuevo dispositivo de inserción se encuentra un descriptivo general de indicaciones, tales como las generalidades, la naturaleza de las clases, los temas que se deben abordar, las fechas globales, el lugar, las justificaciones y un programa generalista. Estos son los elementos que ponen al servicio del profesor o maestro que deberá llevar la acción a buen término.
Aquí es necesario hacer un paréntesis: Antes, el objetivo institucional era preparar a los chicos a ser adultos. Eso no funciona más ya que hoy en día cuando sean adultos se encontrarán con la realidad económica, el desempleo, etc. Hoy en día hay que buscar preparar al niño a que cuando sea adulto también sepa resolver los problemas sociales con los cuales se encontrará.
Hay que tener en cuenta que nos encontramos con chicos con mucha falta de confianza en ellos mismos y que necesitan de referencias claras. La mayoría vive en lo cotidiano una ruptura total o casi total en sus propias familias y hasta observamos que algunas de las chicas han sido violadas o manoseadas por algún integrante de la familia o del entorno familiar. Otros conviven con pequeños distribuidores de drogas.
En este tipo de trabajo las características pedagógicas tradicionales no son suficientes. La transferencia de un simple saber específico, puramente técnico, produce únicamente de tecnócratas; por lo tanto, una formación para la integración social debe estar acompañada por la transmisión de una visión larga y crítica de la vida para que la inserción sea durable.
Por otro lado, la importancia que tiene la personalidad del maestro o del educador, en tanto que referente de una acción pedagógica, es un elemento importante en el trabajo de inserción, ya sea para el fracaso o el logro de un chico.
Con muchos años de experiencia tengo la convicción que, una formación profesional y/o educativa, reducida únicamente a las exigencias aparentemente institucionales o políticas produce una tendencia hacia la deformación del proyecto de vida o profesional que puedan tener esos jóvenes.
La comprensión del otro y del mundo pasa esencialmente por la abertura de espíritu. Más amplia pueda ser su cultura, más amplia será la visión del mundo que los rodea; más amplia y larga será también su comprensión, permitiéndoles de mejor evaluar las condiciones familiares, sociales y la relación que tiene el chico con respecto a la vida. De allí la importancia que un chico pueda participar de otras actividades peri-escolares como la pintura, el teatro, la gimnasia.
Mis colegas se reían cuando me escuchaban, que el primer día de clase, yo les decía a mis estudiantes: “Piensen bien antes de meterse en esta aventura de trabajar como docentes en escuelas sensibles, porque cuando uno trabaja en una fábrica si se rompe un objeto será solo un problema de producción, pero cuando se trabaja con chicos, quebrar uno es algo que no nos podemos permitir. Yo no quiero que nadie se acueste a la noche olvidándose que de nosotros depende la vida de esos chicos, porque no es un simple proyecto entre la oferta y la demanda, lo nuestro es un compromiso con la sociedad en la cual vivimos.”
Una pregunta que casi todos los años se repetía era ¿Qué pedagogía se puede aplicar a un público escolar con disfunciones sociales y económicas? ¿Con chicos frágiles que provienen de familias frágiles?... No hay “una” pedagogía abarcativa sino una multiplicidad de pedagogías y de articulaciones educativas que deberán utilizar, porque sobre el terreno se van a encontrar con una variedad de situaciones donde las teorías patinan.
Educar es una necesidad imperiosa, pero es necesario saber que cuando una sociedad más se educa, más conflictiva se vuelve esa sociedad. Tener mayor educación es tener al mismo tiempo mayor conciencia del papel que juega un pueblo dentro de la sociedad y, por supuesto, es tener también mayor deseos de justicia. La educación es intransigente ya que nos muestra crudamente las desigualdades del hombre y, por consiguiente, ella busca a hacer valer nuestros derechos por todos los medios, desde las reclamaciones individuales hasta las manifestaciones callejeras. Es decir que educarse produce mayores conflictos a una sociedad. El precio político de la educación es el conflicto.
La persona que se educa abre los ojos, quiere justicia, mayor igualdad con el resto de las personas, y para eso manifestará y reclamará por sus derechos de tener una condición de vida mejor. De allí es que no se debe tener miedo a la gente en la calle cuando reclama lo que le corresponde para vivir más dignamente. Esto no es una visión solamente del subdesarrollo, también este proceso se lo puede observar en los países desarrollados.
Este síndrome también demuestra por qué muchos hombres políticos que hablan bastante sobre la necesidad de la educación, luego que son electos no hacen grandes cosas, les molesta la gente en la calle, les molesta el conflicto que pone en riesgo los proyectos que no responden a la espera social o, en todo caso, de lo que ellos creen que la sociedad necesita.
Los problemas de la educación están ligados a sus propias estructuras económicas, educativas y de empleos. Las estructuras están llenas de contradicciones. La antinomia más marcada es la fragilidad del propio sistema formativo donde la precariedad del empleo está al orden del día. Sin embargo es necesario dejar las cosas en claro, corresponde al Estado cubrir esa carencia. El Estado debe ser siempre el regulador de las desigualdades sociales y económicas.
En la educación, la primera desigualdad que se encuentra tiene que ver con las diferencias sociales de los propios educados. La escuela no está aislada, no es una isla, la escuela es la sociedad misma con todas sus dimensiones y todas sus características. Mientras más se acentúen las fracturas socioeconómicas en la sociedad más se acentúa la desigualdad en la educación. Es decir que por esa razón, la redistribución de las riquezas está al centro de la educación.
El neoliberalismo es la fábrica más grande de pobres y ricos; tanto en los países desarrollados como en los países emergentes. Las revueltas generalizadas que se ven en Europa también tienen que ver con este tipo de situación.
Los debates y la polémica están al orden del día.
⮲ Los teóricos del sistema dominante ven en esos actos una autodestrucción de la propia clase empobrecida y que ponen en peligro sus propias fuentes precarias de trabajo.
⮲ Los intelectuales analizan los eventos como la sublevación comunitaria de jóvenes, viendo la causa en la contradicción de esos jóvenes originarios de barrios empobrecidos.
⮲ Y los herederos de Touraine, a partir de verdaderos problemas de sociedad, pretenden ver todo queriendo aplicar el simbolismo del mito revolucionario y se prohíben salir del razonamiento de sus claustros universitarios en el esquema de lucha de clase.
La polémica es un diálogo de sordos.
En la televisión, se ven movimientos callejeros y violentos; pero en el mensaje de estos eventos no hay nada de revolucionario, al menos en el sentido ideológico y técnico de la lucha de clase. Ningún análisis razonable puede ver eso. En la sociedad argentina no hay un proceso de desintegración, solo hay un proceso de reacomodamiento de la interculturalidad que, por supuesto, no es suficiente para justificar actos de violencia. El problema político no pasa por cuestiones de izquierda o de derecha. Todas esas teorías fueron superadas. De la misma manera que no se puede decir que los pobres son todos de izquierda y que los ricos son todos de derecha tampoco se puede pensar que la pobreza sea sinónimo de violencia.
Hay muchos vicios y depravaciones que produce la globalización. Las alternativas al capitalismo no son más las teorías marxistas, la izquierda busca el desarrollo de un capitalismo social y una redistribución de riquezas desde el propio modelo capitalista. Lo que se pone en juicio, es el liberalismo desenfrenado que produce desigualdad entre los países y al interior de un mismo país. El liberalismo ha bloqueado la sociedad entre sus propias alternativas liberales porque, el capital, ya no se concentra solamente sobre las personas, lo hace sobre las empresas y su mundo accionistas. La clase media y hasta los propios obreros se dejan tentar por las ofertas de acciones que inundan el mercado de la bolsa.
Desde un punto filosófico se podría decir que el enfrentamiento se produce entre teorías humanistas y el materialismo capitalista. Pero eso da a creer que la religión juega un rol, interponiendo teorías y técnicas integracionistas. Viéndolo así, sería dar una connotación religiosa a un problema que es meramente social y económico.
Seamos pragmáticos. La violencia de los jóvenes se produce por la ruptura de toda esperanza. No hay esperanza de ascensión social, no hay esperanza de integración social. Es la fractura social que margina cada vez más. No hay que confundir conflicto social con crisis social. En toda crisis social hay un elemento que es el poder. Es lo que está pasando en Argentina con Milei de presidente.
Los conflictos provienen de las periferias de las ciudades donde se concentran mayorías de sectores sociales muy empobrecidos; allí la fractura social es muy visible. Los jóvenes creen muy poco (o casi nada) en los partidos políticos y van a votar no porque se sientan ciudadanos sino porque el voto es obligatorio.
La historia de toda América Latina está llena de revueltas, de guerras, de conflictos y de juegos de poder.
Lo único que piden hoy los jóvenes es un trabajo estable, un alojamiento que no sea insalubre y el derecho igualitario a la educación. No importa el gobernante que se los otorgue. No hay nada revolucionario en los disturbios que se pueden ver en los medias, sólo un hartazgo de lo que se vive cotidianamente en la realidad.
¿Cuál es el objetivo de las entidades educativas? Es insertar a jóvenes disminuidos socialmente a través de una formación escolar, uniendo acciones cívicas y re actualizado conocimientos generales para que esos jóvenes pudieran adquirir un saber y un saber-hacer en vía de lograr una solución durable.
En todo nuevo dispositivo de inserción se encuentra un descriptivo general de indicaciones, tales como las generalidades, la naturaleza de las clases, los temas que se deben abordar, las fechas globales, el lugar, las justificaciones y un programa generalista. Estos son los elementos que ponen al servicio del profesor o maestro que deberá llevar la acción a buen término.
Aquí es necesario hacer un paréntesis: Antes, el objetivo institucional era preparar a los chicos a ser adultos. Eso no funciona más ya que hoy en día cuando sean adultos se encontrarán con la realidad económica, el desempleo, etc. Hoy en día hay que buscar preparar al niño a que cuando sea adulto también sepa resolver los problemas sociales con los cuales se encontrará.
Hay que tener en cuenta que nos encontramos con chicos con mucha falta de confianza en ellos mismos y que necesitan de referencias claras. La mayoría vive en lo cotidiano una ruptura total o casi total en sus propias familias y hasta observamos que algunas de las chicas han sido violadas o manoseadas por algún integrante de la familia o del entorno familiar. Otros conviven con pequeños distribuidores de drogas.
En este tipo de trabajo las características pedagógicas tradicionales no son suficientes. La transferencia de un simple saber específico, puramente técnico, produce únicamente de tecnócratas; por lo tanto, una formación para la integración social debe estar acompañada por la transmisión de una visión larga y crítica de la vida para que la inserción sea durable.
Por otro lado, la importancia que tiene la personalidad del maestro o del educador, en tanto que referente de una acción pedagógica, es un elemento importante en el trabajo de inserción, ya sea para el fracaso o el logro de un chico.
Con muchos años de experiencia tengo la convicción que, una formación profesional y/o educativa, reducida únicamente a las exigencias aparentemente institucionales o políticas produce una tendencia hacia la deformación del proyecto de vida o profesional que puedan tener esos jóvenes.
La comprensión del otro y del mundo pasa esencialmente por la abertura de espíritu. Más amplia pueda ser su cultura, más amplia será la visión del mundo que los rodea; más amplia y larga será también su comprensión, permitiéndoles de mejor evaluar las condiciones familiares, sociales y la relación que tiene el chico con respecto a la vida. De allí la importancia que un chico pueda participar de otras actividades peri-escolares como la pintura, el teatro, la gimnasia.
Mis colegas se reían cuando me escuchaban, que el primer día de clase, yo les decía a mis estudiantes: “Piensen bien antes de meterse en esta aventura de trabajar como docentes en escuelas sensibles, porque cuando uno trabaja en una fábrica si se rompe un objeto será solo un problema de producción, pero cuando se trabaja con chicos, quebrar uno es algo que no nos podemos permitir. Yo no quiero que nadie se acueste a la noche olvidándose que de nosotros depende la vida de esos chicos, porque no es un simple proyecto entre la oferta y la demanda, lo nuestro es un compromiso con la sociedad en la cual vivimos.”
Una pregunta que casi todos los años se repetía era ¿Qué pedagogía se puede aplicar a un público escolar con disfunciones sociales y económicas? ¿Con chicos frágiles que provienen de familias frágiles?... No hay “una” pedagogía abarcativa sino una multiplicidad de pedagogías y de articulaciones educativas que deberán utilizar, porque sobre el terreno se van a encontrar con una variedad de situaciones donde las teorías patinan.
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Educación y colonialismo en América Latina
Parte II
Juan Carlos Alarcón
Internet es una ventana al mundo. En pocos segundos podemos saber lo que está sucediendo en París, Buenos Aires o New York. La educación no puede hacer otra cosa, que pescar en este útil y que debería ser un útil pedagógico, y no otra cosa. Internet no es el Evangelio que marca la moral o la ética a las comunicaciones, a los lazos entre los pueblos y los hombres. Adaptarse al modernismo no debe ser adaptarse a los “valores” y a las culturas dominantes que solo pretenden mantener la hegemonía colonial.
La manera que se utiliza Internet es tan falsa como la mundialización. Detrás de la pantalla nos muestran un mundo lleno de gente, la amplitud de un universo maravilloso y mágico; pero la realidad es que de nuestro lado nosotros estamos solos y, al apagar la computadora, quedamos confrontados a nuestra propia realidad de soledad y llenos de problemas ya sean relacionales, psicológicos, económicos. Igual que la mundialización nos quiere hacer creer que vivimos en un mundo maravilloso de libertades y que todo está allí al alcance de nuestras manos. La realidad es diferente y es con esta diferencia de realidad que debemos “aprender” a educar.
El proceso de descentralización, sobre todo en la década del 80 y del 90, fragmentó la educación y a los propios educadores. Copiamos de los países desarrollados y lo hacemos con la promoción de organismos internacionales como la Banca Mundial y la misma Unesco. Y nos estamos encontrando que, hoy en día, estamos montando a los desempleados sin calificaciones ni diploma al rango de desempleados calificados y con diploma sin que, en apariencia, la educación sea una solución. En todo caso una verdadera solución. Ya estamos viendo que, los grandes supermercados, solicitan un Bachillerato para acomodar conservas en las estanterías. Si se continúa así, pronto se solicitará expertos en comunicación para ser chofer de taxi. Pero eso no tiene nada que ver con la calidad de la educación, son los simples engranajes económicos que utilizan las empresas delante de las crisis. El mercado capitalista adapta sus estructuras y sus estrategias comerciales y también logra beneficios durante las crisis. Con esta actitud se deforma y se parásita toda la educación.
En esta visión deformada de la educación, no hay creatividad ni transformación y menos de saber, porque el saber se adquiere por la invención, la re invención que el estudiante hace del mundo con el mundo y con los otros hombres. Y de nuevo nos encontramos con la incertidumbre de la mundialización. Es esta incertidumbre que los estudiantes reciben como proposición pedagógica, de una formación que debe darle elementos para reconstruir y creer en el futuro. Por eso, tal como están las cosas hoy en día, la educación fabrica mucha desilusión en la cabeza de los estudiantes
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Educación y colonialismo en América Latina
Parte I
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Educación : Esa juventud
que tanto molesta
Juan Carlos ALARCON
Todos los días se discute algo sobre la educación:
la manera, los métodos, los programas y hacemos una constatación de lo que
sucede en tal o cual escuela. Pero parecería que, muchas veces, nos olvidamos
de discutir elementos esenciales como preguntarnos ¿para qué sirve la
educación? ¿Qué papel juega la sociedad sobre la educación? ¿Cómo se efectúan
las articulaciones dentro de un sistema muy capitalista.
La mayor parte de las reformas se realizan desde
el punto de vista del educador “lo que
creo que el niño necesita” O del adulto “lo que pienso que es bueno para los jóvenes” , pero raramente hay
reformas desde el punto de vista de los propios jóvenes “eso que yo necesito para ser adulto” Es como si los adultos
tuviéramos miedo de los jóvenes.
Por el momento le echamos la culpa a los jóvenes
por no respetar las reglas de la memoria; pero pareciera que olvidamos lo que
es ser joven, que ser joven es siempre una transgresión, la puerta a las
diferencias. Pareciera que olvidamos que, cada generación “nueva” produce miedo
a la generación que la antecede. Yo me acuerdo cuando era joven ¡el terror que
tenían nuestros padres con nosotros! Recuerdo que la descubierta de pastillas
anticonceptivas les hacía creer en un futuro esterilizado, sin nietos.
La juventud siempre tomó de sorpresa a la
generación anterior porque la amenaza, bien o mal, con desplazarla. Olvidamos
que, en todas las épocas, los jóvenes tuvieron que hacer su propio parto, nacer
de nuevo para apropiarse de la vida y poder ser lo que son en realidad:
jóvenes. Jóvenes con errores y aciertos.
Con su presencia, ellos nos muestran algo difícil
de escuchar y que nos cuesta aceptar. Nos muestran nuestros equívocos de lo que
quisimos enseñarles; eso que no dio buen resultado, eso que no hicimos. En
tanto que educador es este fracaso que nos cuesta aceptar por la nostalgia del
pasado, como si el pasado fuese siempre mejor que el presente. Pero esto es una
visión romántica de la educación. Ser joven no es solamente parecerlo, es
innovar, es confrontarse con lo nuevo aun cuando se equivocan. Es saber escandalizar,
estar dispuesto a comenzar a cada momento, es poder burlarse de sí mismo siendo
serio al mismo tiempo. Es tener miedos, poder ser valiente, saber arriesgar y
ver el otro lado de la moneda sin negar la anterior.
Ser joven es también largar lágrimas por la
injusticias de los adultos, de algunos docentes que se encontraron ante una
realidad inédita mas allá que todos los ministerios de educación de cada
provincia dieran directivas claras sobre las consideraciones, la articulaciones
y las maneras que se debía tener con sus educandos.
Hoy en día, la adolescencia es una situación
económica; cuando un joven proviene de una capa social pobre tiene menos
adolescencia. El joven se encuentra confrontado rápidamente al mundo de los
adultos y debe confrontarse con toda la problemática social. Pero, cuando
pertenece a una capa social económicamente holgada, es sorprendente ver como
esa adolescencia se prolonga en su vida. Es decir que, mientras más rica sea la
familia, mientras más recursos económicos tiene un joven, él tendrá más
posibilidades de una adolescencia bien extensiva.
En épocas normales, la tecnología fue solo un
instrumento de progreso, un aporte para el desarrollo de pedagogías. Hoy eso
cambió, las nuevas tecnologías se transformaron en los nuevos elementos
imprescindibles dentro del mundo educativo, como así también dentro del
universo económico.
Con la globalización e Internet, como evangelio de
las comunicaciones, hoy la niñez tampoco es la edad de la inocencia, y el
adolescente no es la edad más difícil, puesto que todas las edades son
terriblemente difíciles. Antes, ser adulto era el punto de llegada y educábamos
para que los jóvenes se vuelvan adultos. Hoy en día no es más ese caso. Cuando
hablamos de educación debemos pensar también en eso. Ya no podemos continuar a
preparar a los jóvenes sólo para ser adultos, debemos prepararlos para que sepan
resolver los conflictos permanentes, aún cuando ya hayan llegado a adultos.
El modelo liberal de la mundialización no solo
fabrica estructuras sociales grandes e injustas, y nos hace trampa. La
diferencia entre pobres y ricos no es solamente entre países o continentes,
también se produce al interior de cada país, y hasta se produce al interior de
una misma familia. ¿Cuántas veces escuchamos decir “tengo un tío rico”? O ¿Cómo me gustaría tener un pariente rico
que se muera y me deje como heredero?
Hablar de una mejor educación es hablar de una
mejor redistribución de las riquezas y separarnos de la mentalidad colonialista
y colonizada. El discurso social del “cuidemos las fronteras de los
emigrantes”, que utilizan los países ricos con respecto a los países pobres o
emergentes, se lo escucha en los propios países emergentes con respecto a
países limítrofes más pobres. El mismo derecho social de “devolución”,
reclamado por los países coloniales a los países colonialistas, también se lo
reclaman los países pobres a los países emergentes. El discurso social
colonialista y colonizado es casi el mismo. ¡Todavía hay mucho para hacer!
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Educación : Esa juventud que tanto molesta
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¿Qué está pasando hoy en día en la escuela?
V- La problemática cotidiana:
¿Qué está pasando hoy en día en la escuela?
IV - Tradición Vs. Modernismo
¿Qué está pasando hoy en día en la escuela?
III
– El maestro y la sociedad
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