jueves, 21 de mayo de 2020

ANÉCDOTAS DEL ENCIERRO


Juan Carlos Alarcon

La carrera:
Ayer tenía turno con mi médica en el hospital. Dos ambulancia llegamos casi al mismo tiempo y dejaron las dos camillas una al lado de la otra bloqueando las puertas corredizas, mientras ellos cerraban sus vehículos. Cada una va con dos personas para-médicos. Luego, los cuatro se miraron extrañamente; entonces uno me dijo a mi: “Agárrese fuerte de los costados”.
Los hospitales tienen un protocolo donde todos los pacientes deben pasar por ventanillas administrativas antes de ir al consultorio externo para que los atienda el médico. En general hay filas impresionantes de espera, pero solo una ventanilla es prioritaria para las ambulancias. Allí se veía que no había nadie y las dos camillas circulamos corriendo para llegar primero. Nosotros ya le habíamos sacado un poco de ventaja cuando vino corriendo un tipo detrás y nos paró de golpe:
-Aquí no entra nadie sin lavarse las manos, dijo y nos tiró varios chorros de alcohol gel sobre las manos para que nos higienizaremos bien. Cuando continuamos ya el otro grupo nos había ganado.
-Jodeme!..., diría mi sobrinita Lisbeth.
Por primera vez yo hacía una carrera en vehículo co-guiado por dos chóferes y la perdimos por cuestión de la burocracia institucional.

Justo lo que prefiero:
Me digo que esto, del de-confinamiento paulatino, me trae líos familiares y uno debe saber tirar conclusiones. Resulta que tengo un nietito que es un desgraciado: me ve comiendo helado y me dice “justo lo que yo prefiero!...”  Me ve con un chocolate, “justo lo que yo prefiero!...” y siempre me está cagando con todo.
Mi hija me habló por teléfono para decirme que pasaba por casa con su hijo, el atorrante. Entonces pensé que esta vez no me embromaría así es que, cuando entraron yo manotee el escobillón y cuando mi nieto iba hablar, lo corté en seco: “Sí, ya se, es justo lo que vos prefieres!!!” y con la cabeza le señalé el comedor. El desgraciado me miró fijo y respondió: “No, no!... Eso es lo que prefiere mamá!” En resumen, mi hija se puso a limpiar mi casa y el atorrante de mi nietito fue a la cocina, se bajó el barbijo a su cuello y volvió con un frasco de dulce de leche que yo venía de comprar, luego, respetando la distancia social, se sentó en el sofá con los pies cruzado a comerlo con una cuchara mientras miraba TV.
Ahora mi hija casi no me habla y mi nieto me dejó casi sin dulce de leche. Conclusión, tengo que cambiar de familia para evitar los problemas y poder vivir tranquilo.

Es fácil no querer más
En estos periodos de encierro es fácil dejar de querer a una mujer. Aquí estamos en plena primavera, hay un sol hermoso y la temperatura es bastante agradable. Entonces con un poco de esfuerzo saqué una silla al balcón de mi casa y me senté con la cabeza hacia atrás disfrutando del momento. Fue cuando entró la enfermera que viene todos los días a visitarme. Yo estoy enamorado de ella a pesar que nunca le vi la cara completamente ni la piel de sus manos. Ella me vio y gritó: “Qué diablo hace allí?” y me agarró de una oreja y me llevó de nuevo a la cama. Por supuesto, allí dejé de quererla!


Caricias:
-“Che loco, vos sos de población en riesgo, tienes demasiado años y estas bastante achacado; con esto del covid-19 ya no podes salir más a la calle ni para comprar tus cigarrillos”
-Y cómo hago para visitar a mi adorable médica? Además es joven y hermosa.
-Pero no podes tocarla, y mi amigo se mató de risa.
-Juass, no importa, es ella que me toca a mí



La solidaridad:
Hace unos días me sucedió algo que me llevó a reflexionar, hasta dónde puede llegar la solidaridad en este tiempo
Me levanté temprano, me lavé bien las manos, la cara y me puse un  barbijo. En el momento de salir a la calle me crucé con un vecino que dijo;”Qué hace afuera? Si necesita algo dígamelo que yo voy por Ud.”
 Yo sonreí y le respondí; Dale!!! Entonces le di la ordenanza médica, ya que todas las semanas debo ir al laboratorio medicinal a que me saquen sangre. Mi vecino me miró con cara de pena y me devolvió la receta médica:
-”Bueno, si se cruza con algún virus dele saludo de mi parte, y entró de nuevo en su casa.”