Pedagogía



La educación y la inserción social (Continuación 2ª parte) 

Juan Carlos ALARCON 







La visión de la escuela que muchas de las familias de esos chicos tienen no es la misma que podamos tener nosotros mismos. Institucionalmente estarán dentro de una clase determinada; es decir, dentro de una hegemonía intelectual, cultural y de edad (3°, 4° grado, por ejemplo) La escuela no es una responsabilidad sino una obligación. Eso quiere decir que algunas nenas habrán escuchado decir a alguien de su familia ¿Para qué estudiar si después se casaran, tendrán hijos y deberán ocuparse de la casa? Lo mejor es que aprendan a cocinar, a limpiar, a cambiar pañales de niños. Es la realidad de muchas madres que trabajan como empleadas domésticas y sienten que sus hijas también lo harán cuando necesiten dinero para sobrevivir.

Otras veces llegarán ustedes , nuevos docentes, a la escuela para hacerse cargo de un grado, pero como llovió o no tenían quien cuidara al más chico porque ellos tienen que salir a trabajar ese alumno no irá a clase ese día. Entonces ¿Qué articulación gradual propone la institución ante la ausencia de alumnos?... Juntar dos clases que tienen edades diferentes, niveles educativos diferentes y hasta dinámicas diferentes. El maestro tiene que estar preparado para esa diversidad coyuntural que se repite a menudo en el año escolar en ese tipo de escuela.  

Recuerdo que no hace mucho, un maestro me decía que “había que improvisar”. ¡No!... Cuando se trabaja con seres humanos no se improvisa, hay que producir ajustes y correcciones pedagógicas utilizando una amplia batería pedagógica y de teorías inductivas que sirvan para que cada niño reciba las informaciones progresivas y capacitivas que procuran mantener los programas educativos. 

¿Cómo funciona un mismo grado o nivel a la mañana o la tarde? La dinámica de grupo no es la misma. En general, a la tarde el grupo escolar comienza a sentir la fatiga y es un grupo de alumnos más calmo, pero con menos retención analítica de lo que está aprendiendo. Si el maestro se queda atrincherado detrás de su escritorio dando una clase magistral, en la última hora los chicos se le han dormido todos. Es decir que el maestro tendrá que usar otra dinámica de grupo y que esto no tiene nada que ver con la pedagogía por eso las teorías no lo contemplan, la dinámica de grupo es del área de las Ciencias de las Comunicaciones. Si un maestro no comprende eso terminará dando clase a los gritos, con un desgaste psicológico enorme no solo para los niños sino también para él mismo. En un par de años ese maestro está sacando carpeta médica por depresión. 

Yo digo siempre que con ese tipo de público escolar además de las adquisiciones cognitivas que uno transmite hay dos reglas simples de conducta social que se deben negociar con ellos y que sin dudas le servirán cuando sean adultos. 

una, “no hacer a los otros lo que no queremos que los otros nos hagan a nosotros”; 

la otra consigna es que “saber reconocer un error es siempre un acto de valentía y sirve para mejorarnos en tanto que seres humanos y poder evitar conflictos inútiles”. 

Les aseguro que no hay cosa más hermosa que cuando observamos que un niño vuelve a “tomarle gusto a la vida”. Esto se ve en la actitud, en la evolución escolar dentro del engranaje de una sociedad, y de una sociedad que no es perfecta, que nunca podrá ser perfecta porque los hombres que la integramos no somos perfectos.

Las experiencias que se efectúan escolarmente restan todavía como simples paliativos coyunturales, sin ofrecer una alternativa durable a las explosiones sociales o a la radicalización de cualquier integrismo religioso o político. 

La integración no es sumisión, y la solidaridad no es paternalismo. 

Cuando la propia sociedad cierra las puertas a la integración social de sectores desfavorecidos, difícilmente se pueda producir una movilidad ascendente. Contar solamente con una voluntad política no es suficiente para que un trabajo de inserción social pueda llevarse a buen término, también es necesario que la sociedad acepte esa integración y que esté dispuesta a aceptar sectores desfavorecidos como integrantes de la propia sociedad y no los separe como si fuera una enfermedad contagiosa. 

La sociedad debe aprender a vivir con los nuevos matices que produce la mundialización y debe saber integrar las movilidades territoriales, la interculturalidad y las interreligiones. 

El capitalismo, desde las últimas décadas, viene cambiando de rostro. El capital ya no se concentra solamente sobre las espaldas de grandes familias privilegiadas, hoy se concentra sobre las empresas multinacionales, sobre la especulación de acciones en la bolsa de comercio. La mentalidad colectiva de la sociedad también tuvo su metamorfosis. Esta nueva mentalidad no pasa más por la lucha de clase, sino por las diferencias culturales o religiosas que alteran el modelo tradicional occidental, despertando en muchos casos un racismo peligroso. La ultraderecha y el fascismo se nutren de estas contradicciones y, es así, como va ganando espacio, tanto en países emergentes como desarrollados.

La familia se encuentra desintegrada, el comunitarismo se encuentra invertebrado, seamos honestos y digamos las cosas como son. De la misma manera que las clases altas exprimen una especie de “racismo” hacía las clases pobres y marginales, en las clases pobres existe una especie de resentimiento social muy parecido al racismo. Son también estas situaciones las que fabrican la intolerancia y la violencia. 

Otra de las características de la sociedad actual, y digo sociedad, porque esos grupos que vemos revolcarse son también parte de la sociedad. La violencia y la marginalidad también cambiaron de fisonomía. La violencia ha disminuido de edad y vemos ya grupos de niños de 9 a 13 años con métodos vandálicos y bastantes violentos. Al mismo tiempo, en la escuela, la violencia se vistió con polleras. Un alto porcentaje de hechos violentos son producidos por chicas adolescentes y preadolescentes socialmente marginadas. Si queremos una pedagogía de inserción no solamente hay que contar con los recursos del Estado para que una educación sea pública y gratuita, también la propia sociedad tiene que estar abierta a esa visión.


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La educación y la inserción social (1ª parte)

Juan Carlos ALARCON



Educar es una necesidad imperiosa, pero es necesario saber que cuando una sociedad más se educa, más conflictiva se vuelve esa sociedad. Tener mayor educación es tener al mismo tiempo mayor conciencia del papel que juega un pueblo dentro de la sociedad y, por supuesto, es tener también mayor deseos de justicia. La educación es intransigente ya que nos muestra crudamente las desigualdades del hombre y, por consiguiente, ella busca a hacer valer nuestros derechos por todos los medios, desde las reclamaciones individuales hasta las manifestaciones callejeras. Es decir que educarse produce mayores conflictos a una sociedad. El precio político de la educación es el conflicto. 

La persona que se educa abre los ojos, quiere justicia, mayor igualdad con el resto de las personas, y para eso manifestará y reclamará por sus derechos de tener una condición de vida mejor. De allí es que no se debe tener miedo a la gente en la calle cuando reclama lo que le corresponde para vivir más dignamente. Esto no es una visión solamente del subdesarrollo, también este proceso se lo puede observar en los países desarrollados.

Este síndrome también demuestra por qué muchos hombres políticos que hablan bastante sobre la necesidad de la educación, luego que son electos no hacen grandes cosas, les molesta la gente en la calle, les molesta el conflicto que pone en riesgo los proyectos que no responden a la espera social o, en todo caso, de lo que ellos creen que la sociedad necesita. 

Los problemas de la educación están ligados a sus propias estructuras económicas, educativas y de empleos. Las estructuras están llenas de contradicciones. La antinomia más marcada es la fragilidad del propio sistema formativo donde la precariedad del empleo está al orden del día. Sin embargo es necesario dejar las cosas en claro, corresponde al Estado cubrir esa carencia. El Estado debe ser siempre el regulador de las desigualdades sociales y económicas. 

En la educación, la primera desigualdad que se encuentra tiene que ver con las diferencias sociales de los propios educados. La escuela no está aislada, no es una isla, la escuela es la sociedad misma con todas sus dimensiones y todas sus características. Mientras más se acentúen las fracturas socioeconómicas en la sociedad más se acentúa la desigualdad en la educación. Es decir que por esa razón, la redistribución de las riquezas está al centro de la educación.

El neoliberalismo es la fábrica más grande de pobres y ricos; tanto en los países desarrollados como en los países emergentes. Las revueltas generalizadas que se ven en Europa también tienen que ver con este tipo de situación. 

Los debates y la polémica están al orden del día. 

Los teóricos del sistema dominante ven en esos actos una autodestrucción de la propia clase empobrecida y que ponen en peligro sus propias fuentes precarias de trabajo. 

Los intelectuales analizan los eventos como la sublevación comunitaria de jóvenes, viendo la causa en la contradicción de esos jóvenes originarios de barrios empobrecidos. 

Y los herederos de Touraine, a partir de verdaderos problemas de sociedad, pretenden ver todo queriendo aplicar el simbolismo del mito revolucionario y se prohíben salir del razonamiento de sus claustros universitarios en el esquema de lucha de clase. 

La polémica es un diálogo de sordos.

En la televisión, se ven movimientos callejeros y violentos; pero en el mensaje de estos eventos no hay nada de revolucionario, al menos en el sentido ideológico y técnico de la lucha de clase. Ningún análisis razonable puede ver eso. En la sociedad argentina no hay un proceso de desintegración, solo hay un proceso de reacomodamiento de la interculturalidad que, por supuesto, no es suficiente para justificar actos de violencia. El problema político no pasa por cuestiones de izquierda o de derecha. Todas esas teorías fueron superadas. De la misma manera que no se puede decir que los pobres son todos de izquierda y que los ricos son todos de derecha tampoco se puede pensar que la pobreza sea sinónimo de violencia. 

Hay muchos vicios y depravaciones que produce la globalización. Las alternativas al capitalismo no son más las teorías marxistas, la izquierda busca el desarrollo de un capitalismo social y una redistribución de riquezas desde el propio modelo capitalista. Lo que se pone en juicio, es el liberalismo desenfrenado que produce desigualdad entre los países y al interior de un mismo país. El liberalismo ha bloqueado la sociedad entre sus propias alternativas liberales porque, el capital, ya no se concentra solamente sobre las personas, lo hace sobre las empresas y su mundo accionistas. La clase media y hasta los propios obreros se dejan tentar por las ofertas de acciones que inundan el mercado de la bolsa. 

Desde un punto filosófico se podría decir que el enfrentamiento se produce entre teorías humanistas y el materialismo capitalista. Pero eso da a creer que la religión juega un rol, interponiendo teorías y técnicas integracionistas. Viéndolo así, sería dar una connotación religiosa a un problema que es meramente social y económico. 

Seamos pragmáticos. La violencia de los jóvenes se produce por la ruptura de toda esperanza. No hay esperanza de ascensión social, no hay esperanza de integración social. Es la fractura social que margina cada vez más. No hay que confundir conflicto social con crisis social. En toda crisis social hay un elemento que es el poder. Es lo que está pasando en Argentina con Milei de presidente.

Los conflictos provienen de las periferias de las ciudades donde se concentran mayorías de sectores sociales muy empobrecidos; allí la fractura social es muy visible. Los jóvenes creen muy poco (o casi nada) en los partidos políticos y van a votar no porque se sientan ciudadanos sino porque el voto es obligatorio. 

 La historia de toda América Latina está llena de revueltas, de guerras, de conflictos y de juegos de poder. 

Lo único que piden hoy los jóvenes es un trabajo estable, un alojamiento que no sea insalubre y el derecho igualitario a la educación. No importa el gobernante que se los otorgue. No hay nada revolucionario en los disturbios que se pueden ver en los medias, sólo un hartazgo de lo que se vive cotidianamente en la realidad. 

¿Cuál es el objetivo de las entidades educativas? Es insertar a jóvenes disminuidos socialmente a través de una formación escolar, uniendo acciones cívicas y re actualizado conocimientos generales para que esos jóvenes pudieran adquirir un saber y un saber-hacer en vía de lograr una solución durable. 

En todo nuevo dispositivo de inserción se encuentra un descriptivo general de indicaciones, tales como las generalidades, la naturaleza de las clases, los temas que se deben abordar, las fechas globales, el lugar, las justificaciones y un programa generalista. Estos son los elementos que ponen al servicio del profesor o maestro que deberá llevar la acción a buen término. 

Aquí es necesario hacer un paréntesis: Antes, el objetivo institucional era preparar a los chicos a ser adultos. Eso no funciona más ya que hoy en día cuando sean adultos se encontrarán con la realidad económica, el desempleo, etc. Hoy en día hay que buscar preparar al niño a que cuando sea adulto también sepa resolver los problemas sociales con los cuales se encontrará. 

Hay que tener en cuenta que nos encontramos con chicos con mucha falta de confianza en ellos mismos y que necesitan de referencias claras. La mayoría vive en lo cotidiano una ruptura total o casi total en sus propias familias y hasta observamos que algunas de las chicas han sido violadas o manoseadas por algún integrante de la familia o del entorno familiar. Otros conviven con pequeños distribuidores de drogas.

En este tipo de trabajo las características pedagógicas tradicionales no son suficientes. La transferencia de un simple saber específico, puramente técnico, produce únicamente de tecnócratas; por lo tanto, una formación para la integración social debe estar acompañada por la transmisión de una visión larga y crítica de la vida para que la inserción sea durable. 

Por otro lado, la importancia que tiene la personalidad del maestro o del educador, en tanto que referente de una acción pedagógica, es un elemento importante en el trabajo de inserción, ya sea para el fracaso o el logro de un chico.

Con muchos años de experiencia tengo la convicción que, una formación profesional y/o educativa, reducida únicamente a las exigencias aparentemente institucionales o políticas produce una tendencia hacia la deformación del proyecto de vida o profesional que puedan tener esos jóvenes. 

La comprensión del otro y del mundo pasa esencialmente por la abertura de espíritu. Más amplia pueda ser su cultura, más amplia será la visión del mundo que los rodea; más amplia y larga será también su comprensión, permitiéndoles de mejor evaluar las condiciones familiares, sociales y la relación que tiene el chico con respecto a la vida. De allí la importancia que un chico pueda participar de otras actividades peri-escolares como la pintura, el teatro, la gimnasia.

Mis colegas se reían cuando me escuchaban, que el primer día de clase, yo les decía a mis estudiantes: “Piensen bien antes de meterse en esta aventura de trabajar como docentes en escuelas sensibles, porque cuando uno trabaja en una fábrica si se rompe un objeto será solo un problema de producción, pero cuando se trabaja con chicos, quebrar uno es algo que no nos podemos permitir. Yo no quiero que nadie se acueste a la noche olvidándose que de nosotros depende la vida de esos chicos, porque no es un simple proyecto entre la oferta y la demanda, lo nuestro es un compromiso con la sociedad en la cual vivimos.” 

Una pregunta que casi todos los años se repetía era ¿Qué pedagogía se puede aplicar a un público escolar con disfunciones sociales y económicas? ¿Con chicos frágiles que provienen de familias frágiles?... No hay “una” pedagogía abarcativa sino una multiplicidad de pedagogías y de articulaciones educativas que deberán utilizar, porque sobre el terreno se van a encontrar con una variedad de situaciones donde las teorías patinan.




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Educación y colonialismo en América Latina 

Parte II

Juan Carlos Alarcón





Internet es una ventana al mundo. En pocos segundos podemos saber lo que está sucediendo en París, Buenos Aires o New York. La educación no puede hacer otra cosa, que pescar en este útil y que debería ser un útil pedagógico, y no otra cosa. Internet no es el Evangelio que marca la moral o la ética a las comunicaciones, a los lazos entre los pueblos y los hombres. Adaptarse al modernismo no debe ser adaptarse a los “valores” y a las culturas dominantes que solo pretenden mantener la hegemonía colonial.


La manera que se utiliza Internet es tan falsa como la mundialización. Detrás de la pantalla nos muestran un mundo lleno de gente, la amplitud de un universo maravilloso y mágico; pero la realidad es que de nuestro lado nosotros estamos solos y, al apagar la computadora, quedamos confrontados a nuestra propia realidad de soledad y llenos de problemas ya sean relacionales, psicológicos, económicos. Igual que la mundialización nos quiere hacer creer que vivimos en un mundo maravilloso de libertades y que todo está allí al alcance de nuestras manos. La realidad es diferente y es con esta diferencia de realidad que debemos “aprender” a educar. 


El proceso de descentralización, sobre todo en la década del 80 y del 90, fragmentó la educación y a los propios educadores. Copiamos de los países desarrollados y lo hacemos con la promoción de organismos internacionales como la Banca Mundial y la misma Unesco. Y nos estamos encontrando que, hoy en día, estamos montando a los desempleados sin calificaciones ni diploma al rango de desempleados calificados y con diploma sin que, en apariencia, la educación sea una solución. En todo caso una verdadera solución. Ya estamos viendo que, los grandes supermercados, solicitan un Bachillerato para acomodar conservas en las estanterías. Si se continúa así, pronto se solicitará expertos en comunicación para ser chofer de taxi. Pero eso no tiene nada que ver con la calidad de la educación, son los simples engranajes económicos que utilizan las empresas delante de las crisis. El mercado capitalista adapta sus estructuras y sus estrategias comerciales y también logra beneficios durante las crisis. Con esta actitud se deforma y se parásita toda la educación. 


En esta visión deformada de la educación, no hay creatividad ni transformación y menos de saber, porque el saber se adquiere por la invención, la re invención que el estudiante hace del mundo con el mundo y con los otros hombres. Y de nuevo nos encontramos con la incertidumbre de la mundialización. Es esta incertidumbre que los estudiantes reciben como proposición pedagógica, de una formación que debe darle elementos para reconstruir y creer en el futuro. Por eso, tal como están las cosas hoy en día, la educación fabrica mucha desilusión en la cabeza de los estudiantes


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Educación y colonialismo en América Latina
Parte I

Juan Carlos Alarcón




Según el UNASUR, hoy América Latina tiene 435 millones de habitantes, el 27% del agua dulce, el 65% de las reservas mundiales de litio y es la región que más alimentos produce y exporta en el mundo; pero también debemos recordar que el índice de pobreza en el 2004 era del 43,8% y el de indigencia 18,5%. Sin embargo América Latina no es una de las regiones más pobres del mundo, sí lo es donde hay menos equidad. El nivel de desigualdad es muy grande entre un país y otro, así como al interior de un mismo país. El acceso a la educación, la salud, al agua y a la electricidad dependen de la condición social de las personas así como de su lugar geográfico. Entonces ¿Cómo garantizar el derecho a crecer y vivir una vida saludable y digna ?… ¿Cómo puede desarrollarse la educación dentro de estos parámetros? ¿Hasta dónde la globalización puede modificar esta realidad, cuando sabemos que el entorno es favorable para que un joven pueda continuar sus estudios con mayor facilidad?

La práctica ideológica del « pensamiento único » en el mundo globalizado marcó cada vez más estas desigualdades que existen. De todas maneras, sabemos que un día u otro, todos los ojos del liberalismo se dirigirán hacia Latinoamérica con mayor codicia, y más aún en estos periodos de crisis y de falta de crecimientos económicos en Europa y Estados Unidos, porque América Latina es el 1° continente mundial a tener carne, agricultura, petróleo, gas y ciertas industrias de productos de primera necesidad.

El « pensamiento único » es una doctrina que insensiblemente encierra cualquier razonamiento rebelde, lo inhibe, lo paraliza y busca ahogarlo. Es la doctrina que traduce en términos ideológicos el conjunto del capital internacional. Esta doctrina hoy en día va acompañada de un liberalismo, que impulsa sobre los Estados tres proposiciones:
1) baja del costo de la mano de obra,
2) la reducción de los gastos públicos,
3) la flexibilidad en el trabajo.

Los dueños de este « pensamiento único » harán todo por mantener, al menos, las mismas condiciones de infraestructuras, culturales y fragmentarias en Latino América. La educación sigue esta realidad, es un reflejo de la misma fragmentación socioeconómica donde los propietarios internacionales del sistema dominante imponen una sociedad competitiva e individualista basada solamente sobre las ofertas y demandas. Entonces, muchos de los problemas educativos en América Latina no son por la diversidad de los utilizadores de educación sino que se producen por la incapacidad de los sistemas educativos para responder a las necesidades especificas y que los niños puedan tener un crecimiento correcto.

Con la sola excepción del Uruguay más de 40 millones de indígenas se encuentran desparramados por toda América Latina. Hay países donde la población autóctona es reducida; pero hay otros con una importante concentración tales como El Ecuador, el Perú, la Bolivia y Guatemala. Por ejemplo en Bolivia y Guatemala la población indígena sobre pasa el 50% del total de la población. Todas estas situaciones diferentes hacen que la educación general básica sea muy diferente dentro del continente.

América Latina es un continente multifacético, hay países con programas educativos bien efectuados y otros con buenas intensiones. Sin embargo, también sabemos que la mayoría de
los dispositivos buscaron como objetivos la asimilación de los pueblos indígenas a los vaivenes de la ideología dominante y de la cultura occidental y cristiana de lengua castellana, puesto que la dominación de la colonización importó la imposición de la lengua. Por ejemplo, Francia en su política colonizadora no logró imponer su lengua ni su religión a los países árabes que mantuvieron sus propias lenguas, religión y cultura. Pero la España colonizadora modificó en América Latina todo eso; a tal punto que hasta en la actualidad cuando los latinos americanos se refieren a España no la ven totalmente colonialista y la denominan como “la madre patria”. Las dos colonizaciones fueron diferentes y los dos procesos de descolonización también son diferentes.
América Latina es multicultural y multilengua, pero, a diferencia del pensamiento dominante, que pretende hacernos creer que el bilingüismo es español/inglés o español/francés, y que tratan de imponerlos en todos los programas educativos, el bilingüismo está hecho con esas lenguas indígenas. En algunas regiones las escuelas ya lo aplican; sin embargo, en tanto que se utilice el bilingüismo regional solamente como lengua de transito o de puente hacia la lengua dominante de la educación llamada tradicional, los problemas continuarán a existir, aún cuando ya hay ciertas mejoras donde se tratan de revalorizar las lenguas y culturas indígenas.

Para la integración de una América Latina, potencialmente económica y productiva, se podría avanzar mejor cuando la educación tome esas diversidades multi-étnicas como recurso pedagógico. Ellas son depositarias de un saber, de conocimientos, de actitudes y de valores capaces a enriquecer la educación de todos. Pero, para eso, se requiere una profunda transformación curricular e institucional, lo que significa poner en cuestión las bases educativas tradicionales.
Esto también lleva a reflexionar sobre nuevas prácticas pedagógicas que puedan poner todas las comunidades y sus manifestaciones lingüísticas al centro de una política educativa y económica.

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Educación : Esa juventud que tanto molesta

Juan Carlos ALARCON

 

 


Todos los días se discute algo sobre la educación: la manera, los métodos, los programas y hacemos una constatación de lo que sucede en tal o cual escuela. Pero parecería que, muchas veces, nos olvidamos de discutir elementos esenciales como preguntarnos ¿para qué sirve la educación? ¿Qué papel juega la sociedad sobre la educación? ¿Cómo se efectúan las articulaciones dentro de un sistema muy capitalista.

 

La mayor parte de las reformas se realizan desde el punto de vista del educador “lo que creo que el niño necesita” O del adulto “lo que pienso que es bueno para los jóvenes” , pero raramente hay reformas desde el punto de vista de los propios jóvenes “eso que yo necesito para ser adulto” Es como si los adultos tuviéramos miedo de los jóvenes.

 

Por el momento le echamos la culpa a los jóvenes por no respetar las reglas de la memoria; pero pareciera que olvidamos lo que es ser joven, que ser joven es siempre una transgresión, la puerta a las diferencias. Pareciera que olvidamos que, cada generación “nueva” produce miedo a la generación que la antecede. Yo me acuerdo cuando era joven ¡el terror que tenían nuestros padres con nosotros! Recuerdo que la descubierta de pastillas anticonceptivas les hacía creer en un futuro esterilizado, sin nietos.

 

La juventud siempre tomó de sorpresa a la generación anterior porque la amenaza, bien o mal, con desplazarla. Olvidamos que, en todas las épocas, los jóvenes tuvieron que hacer su propio parto, nacer de nuevo para apropiarse de la vida y poder ser lo que son en realidad: jóvenes.  Jóvenes con errores y aciertos.

 

Con su presencia, ellos nos muestran algo difícil de escuchar y que nos cuesta aceptar. Nos muestran nuestros equívocos de lo que quisimos enseñarles; eso que no dio buen resultado, eso que no hicimos. En tanto que educador es este fracaso que nos cuesta aceptar por la nostalgia del pasado, como si el pasado fuese siempre mejor que el presente. Pero esto es una visión romántica de la educación. Ser joven no es solamente parecerlo, es innovar, es confrontarse con lo nuevo aun cuando se equivocan. Es saber escandalizar, estar dispuesto a comenzar a cada momento, es poder burlarse de sí mismo siendo serio al mismo tiempo. Es tener miedos, poder ser valiente, saber arriesgar y ver el otro lado de la moneda sin negar la anterior.

 

Ser joven es también largar lágrimas por la injusticias de los adultos, de algunos docentes que se encontraron ante una realidad inédita mas allá que todos los ministerios de educación de cada provincia dieran directivas claras sobre las consideraciones, la articulaciones y las maneras que se debía tener con sus educandos.

 

Hoy en día, la adolescencia es una situación económica; cuando un joven proviene de una capa social pobre tiene menos adolescencia. El joven se encuentra confrontado rápidamente al mundo de los adultos y debe confrontarse con toda la problemática social. Pero, cuando pertenece a una capa social económicamente holgada, es sorprendente ver como esa adolescencia se prolonga en su vida. Es decir que, mientras más rica sea la familia, mientras más recursos económicos tiene un joven, él tendrá más posibilidades de una adolescencia bien extensiva.

 

En épocas normales, la tecnología fue solo un instrumento de progreso, un aporte para el desarrollo de pedagogías. Hoy eso cambió, las nuevas tecnologías se transformaron en los nuevos elementos imprescindibles dentro del mundo educativo, como así también dentro del universo económico.

 

Con la globalización e Internet, como evangelio de las comunicaciones, hoy la niñez tampoco es la edad de la inocencia, y el adolescente no es la edad más difícil, puesto que todas las edades son terriblemente difíciles. Antes, ser adulto era el punto de llegada y educábamos para que los jóvenes se vuelvan adultos. Hoy en día no es más ese caso. Cuando hablamos de educación debemos pensar también en eso. Ya no podemos continuar a preparar a los jóvenes sólo para ser adultos, debemos prepararlos para que sepan resolver los conflictos permanentes, aún cuando ya hayan llegado a adultos.

 

El modelo liberal de la mundialización no solo fabrica estructuras sociales grandes e injustas, y nos hace trampa. La diferencia entre pobres y ricos no es solamente entre países o continentes, también se produce al interior de cada país, y hasta se produce al interior de una misma familia. ¿Cuántas veces escuchamos decir “tengo un tío rico”?  O ¿Cómo me gustaría tener un pariente rico que se muera y me deje como heredero?

 

Hablar de una mejor educación es hablar de una mejor redistribución de las riquezas y separarnos de la mentalidad colonialista y colonizada. El discurso social del “cuidemos las fronteras de los emigrantes”, que utilizan los países ricos con respecto a los países pobres o emergentes, se lo escucha en los propios países emergentes con respecto a países limítrofes más pobres. El mismo derecho social de “devolución”, reclamado por los países coloniales a los países colonialistas, también se lo reclaman los países pobres a los países emergentes. El discurso social colonialista y colonizado es casi el mismo. ¡Todavía hay mucho para hacer!

 


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¿Qué está pasando hoy en día en la escuela?


V- La problemática cotidiana:


 Imagen relacionada

En la escuela, la primera desigualdad que se encuentra tiene que ver con las diferencias sociales de los propios educados. La escuela no esta aislada, no es una isla, la escuela es una caja de resonancia de la sociedad misma, con todas sus dimensiones y todas sus características. Mientras más se acentúen las fracturas socio-económicas en la sociedad más se acentúa la desigualdad en la educación. Es decir que por esa razón, si uno quiere una escuela pública, gratuita y equitativa la redistribución de las riquezas está al centro de la educación.
No hay esperanza de ascensión social, no hay esperanza de integración social y la violencia de los jóvenes se produce por la ruptura de toda esperanza. Es la fractura social que margina cada vez más a los jóvenes; porque no hay que confundir conflicto social con crisis social. En toda crisis social hay un elemento que es el poder. Los conflictos provienen de las periferias de las ciudades, de los barrios marginados donde se concentran mayorías de sectores sociales muy empobrecidos; allí la fractura social es muy visible.
¿Cuál es el objetivo de las entidades educativas en esas condiciones? En principio es insertar a los niños disminuidos socialmente a través de una formación escolar, uniendo acciones cívicas y re-actualizando conocimientos generales para que esos chicos puedan adquirir un saber y un saber-hacer en vía de lograr una solución durable.
¿Y con qué herramientas teóricas y materiales el maestro debe enfrentar esa dicotomía social? En todo nuevo dispositivo de inserción el maestro  encuentra un descriptivo general de indicaciones, tales como las generalidades, la naturaleza de las clases, los temas que se deben abordar, las fechas globales, el lugar, las justificaciones y un programa generalista. Estos son los elementos que ponen al servicio del profesor o maestro que deberá llevar la acción a buen término. Pero hay que tener en cuenta que nos encontramos con chicos con mucha falta de confianza en ellos mismos y que necesitan de referencias claras. La mayoría vive en lo cotidiano una ruptura total o casi total en sus propias familias y hasta se observa que algunas de las chicas han sido violadas o manoseadas por algún integrante de la familia o del entorno familiar. Otros conviven con pequeños distribuidores de drogas.
Hay una pregunta que casi todos los años se repite: es ¿Qué pedagogía se puede aplicar a un público escolar con disfunciones sociales y económicas? ¿Con chicos frágiles que provienen de familias frágiles?.¿Con niños que muchas veces van a la escuela porque tiene comedor escolar y es la única comida que ingerirán en el día?.. No hay “una” pedagogía abarcativa sino una multiplicidad de pedagogías y de articulaciones educativas que deberán utilizar, porque sobre el terreno se van a encontrar con una variedad de situaciones donde las teorías patinan.
Institucionalmente estarán dentro de una clase determinada; es decir, dentro de una hegemonía intelectual, cultural y de edad. La visión de la escuela que muchas de las familias tienen no es la misma que podrán tener los mismos maestros. La escuela no es una responsabilidad sino una obligación.
Otras veces un maestro llega a la escuela para hacerse cargo de un grado, pero como llovió porque las familias viven en sectores geográficos carenciados de desagües o no tenían quien cuidara al mas chico porque ellos tienen que salir a trabajar, la realidad hace que ese alumno no ira a clase ese día. Entonces ¿Qué articulación gradual propone la institución ante la ausencia de alumnos?... Juntar dos clases que tienen edades diferentes, niveles educativos diferentes y hasta dinámicas diferentes. El maestro tiene que estar preparado para esa diversidad coyuntural que se repite a menudo en un año escolar en ese tipo de escuela. Hay maestro que dicen: “hay que improvisar”. ¡No!... Cuando se trabaja con seres humanos no se improvisa, hay que producir ajustes y correcciones pedagógicas utilizando una amplia batería pedagógica y de teorías inductivas que sirvan para que cada niño reciba las informaciones progresivas y capacitativas que procuran mantener los programas educativos.
La integración no es sumisión, y la solidaridad no es paternalismo; porque cuando la propia sociedad cierra las puertas a la integración social de sectores desfavorecidos, difícilmente se pueda producir una movilidad ascendente. Por eso contar solamente con una voluntad política no es suficiente para que un trabajo de inserción social pueda llevarse a buen término, también es necesario que la sociedad acepte esa integración y que esté dispuesta a aceptar sectores desfavorecidos como integrantes de la propia sociedad y no los separe como si fuera una enfermedad contagiosa.



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¿Qué está pasando hoy en día en la escuela?


 IV - Tradición Vs. Modernismo





Hace un par de semanas le pregunté a una maestra cómo le había ido ese día con los niños; la respuesta fue: “Súper bien! Hoy los chicos estaban tranquilos y atentos, y copiaban en silencio todo lo que les iba diciendo”. Sonreí en silencio, porque es lo que quisiera más de un maestro, que sucediera eso todo el tiempo. Sin embargo, este método que usó la maestra es lo que tradicionalmente se llamó como clase magistral.
La clase magistral es tan antigua como la propia enseñanza, aprender por la escucha. Pero en este tipo de trabajo nos encontramos con un alumno muy pasivo que debe hacer uso a su propia capacidad de memoria; es decir, que el mejor de la clase sera el chico que tenga mayor capacidad por retener lo que escucha. De allí, que las características pedagógicas tradicionales por si mismas no son suficientes. La transferencia de un simple saber especifico, puramente técnico, produce únicamente de tecnócratas. Una formación para la integración social debe estar acompañada por la transmisión de una visión larga y critica de la vida para que la inserción sea durable.
La cuestión de la práctica del maestro al interior del aula está ligada al rendimiento escolar que producen los alumnos. Pero también el rendimiento escolar está ligado al nivel de vida y de riqueza de las regiones y, para cualquier política que se aplique buscando mejorar la enseñanza se debe pasar por la evaluación, por la calidad pedagógica de lo que hace,
En la clase magistral se sigue trabajando sobre la memoria, sobre la capacidad de retención del niño. Sin embargo, hay otras maneras de enseñar una materia a los chicos : decírsela, probársela y sugerírsela. El primer procedimiento se dirige a la memoria, el segundo a la inteligencia, que muchos pedagogos la llaman demostración, y el tercer procedimiento va dirigido a despertar la intuición. Este tipo de pedagogía es más activa, menos pasiva que la simple clase magistral donde el maestro se encuentra preocupado por el problema de lo que se retiene, olvidando que lo básico en la enseñanza es aprender a pensar o poder ser critico de su y de las ideas recibidas en la clase. El conocimiento no se adquiere solamente por la simple transmisión o escucha de un saber, sino por la innovación y por la confrontación con lo nuevo.
Pero, en el modernismo, hay otros elementos con los que se confronta un maestro. Cada vez se le pide más de lo que hacen para que los chicos aprendan, más cosas que otros de su misma edad de hace 20 años atrás; entonces, todo este saber que se acumula en los programas se vuelve superficial ya que no tienen tiempo de profundizar elementos de base, y nos encontramos hoy en día, por ejemplo, que los niños no controlan correctamente el idioma o las matemáticas y llegan a la escuela secundaria con insuficiencias cognitivas, y si a eso le sumamos que vivimos dentro de una sociedad de imágenes promovidas por las propias instituciones oficiales y empresarias donde los chicos aprenden más a ver (tv, celulares, tabletas, computadoras,...) que comprender, no nos sorprendamos entonces que un adolescente no sepa escribir correctamente ni a entender un texto simple para desarticularlo ya no es culpa solamente del maestro..
De todas maneras no se puede decir que la clase magistral sea totalmente ineficaz, porque como todas las técnicas tiene su lado positivo mas allá que el debate y el interrogatorio para la promoción del pensamiento intelectual y de la creatividad en el conocimiento del niño puedan ser más apropiado. El problema de la clase magistral es que deja al alumno en una situación pasiva basada fundamentalmente en la memoria. El modernismo puso en manos del maestro un sinnúmero de materiales y técnicas que favorecen nuevas actividades pedagógicas , creativas y dinámicas dirigidas al comportamiento intelectual de crecimiento del niño .
El maestro no es un conferencista ni un actor que dice su monologo ya aprendido de ante mano, él va a producir imágenes en la cabeza del niño para que este vea y comprenda lo que está aprendiendo, es un ordenador y controlador del saber y del aprendizaje que usa métodos interactivos para movilizar la atención del niño.

También es necesario saber la importancia que tiene la personalidad del maestro o del educador en tanto que referente de una acción pedagógica, es un elemento importante en el trabajo de inserción, ya sea para el fracaso o el logro de un chico. Lo cual quiere decir que para este tipo de trabajo el maestro debe estar dotado de una motivación particular y sentir pasión por lo que está haciendo, no es un trabajo que se puede hacer simplemente para cobrar un salario a fin de mes. El maestro que no comprenda así terminará en poco tiempo con fuertes depresiones nerviosas.




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¿Qué está pasando hoy en día en la escuela?


III – El maestro y la sociedad



La gente siente la verdadera verdad no lo que es un hecho concreto sino lo que está en su cabeza, cuando una cosa no nos conviene no lo creemos. Vemos con los ojos de la cabeza y no de lo real. Lo imaginario influencia nuestras creencias según como hemos sido formatados y ese es uno de los problemas entre lo que se acepta y lo que se rechaza.
Esta premisa que se observa permanentemente dentro de la sociedad con los políticos y gobernantes también se exterioriza dentro de la educación. La gente tiene una idea formada de lo que es la educación y el papel de la institución y busca participar dentro del terreno de la escuela. Sin embargo, el maestro que igualmente es miembro de la sociedad y sus controversias, también tiene su propia idea de lo que pretende como sociedad y del modelo económico en el cual crecen los niños. Entonces, ¿Cuál es el adulto que se desea formar en busca de una sociedad mejor?
Sabemos que la educación es un derecho humano, un bien social y que debería ser garantizado por el Estado de manera gratuita. Pero también sabemos que el concepto de “educación gratuita” no es la misma con los países nórdicos europeos que muchas veces se buscan tomar como ejemplo. En Argentina, la asistencia es gratuita, pero los libros, manuales y útiles escolares no lo son. Encima, nos encontramos que el nivel de desigualdad es muy grande entre los grupos sociales del país; inclusive dentro de una misma localidad se pueden ver las diferencias de un grupo social a otro. El acceso a la educación, la salud, al agua y a la electricidad dependen de la condición social de las personas así como de su lugar geográfico. Entonces ¿Cómo garantizar el derecho a crecer y vivir una vida saludable y digna ?… ¿Cómo puede desarrollarse la educación dentro de estos parámetros? ¿Es qué se podría hablar de una geografía de la educación? Porque cuando uno observa las diferentes provincias se constata que las diferencias son muchas y bien marcadas ¿Es qué la educación, gratuita, y pública sea ella, no es una cuestión de pobres y ricos?
Los fines que se persigue y los valores que se proclaman son los del sistema económico y de sus grupos sociales. En alguna medida da la impresión de que se busca preparar al niño a encontrar el lugar dentro del grupo social que le corresponde según la actividad económica del país.

Decir que la escuela es gratuita y de acceso equitativos a todos es un aforismo; ya que no es cuestión de crear espíritus críticos y creativos ni el gusto de libertad. Se busca solamente a que aprendan a leer, sumar y si es posible a escribir; lo que pareciera ser la finalidad de ciertos grupos sociales para sus niños: son 3 capacidades que se les exige a la escuela cuando terminan el ciclo primario. Ciertas familias de grupos sociales más holgadas buscan que sus niños sean acompañados por una maestra particular, exterior a la institución para que formen el espíritu critico y creativo en el chico. Esto es una educación liberal que ciertos gobiernos de derecha buscan introducir en las pedagogías y métodos desde la escuela primaria y hasta se les incorpora a los niños elementos que no son de ellos, que pertenecen al deseo del sistema económico. La noción de aptitud escolar tiene mucho que ver con la noción de competitividad: el mejor alumno o el “buenito” sera abanderado.




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II - La Cooperada Escolar






Sabemos que los cambios sociales transforman la escuela, que los dirigentes políticos y económicos de la sociedad promueven que el chico más capacitado sirva para integrarse a esos grupos sociales dominantes ¿Es qué una escuela con estas características es democrática?
La escuela pública ha creado paralelamente a la institución otra entidad, La Cooperadora Escolar que, en principio, es independiente y autónoma, sin embargo la práctica hace que sea manejada por la propia dirección de la escuela. El rol de la Cooperadora es ayudar materialmente a la escuela en sus necesidades del uso continuado pero que establecerá cuotas mayores o menores que se les impondrán a los alumnos, ahora yo me pregunto ¿La escuela con este sistema se puede decir que es gratuita?
No es que yo esté en contra de La Cooperadora centrado en las contribuciones que los padres hacen a las escuelas para mejorar la provisión de los servicios, desde dinero, tiempo, trabajo hasta materiales. Pero el Decreto 4767/72, art.1º dice que los objetivos de las Asociaciones Cooperadoras son “Coordinar su actividad con los sectores económicos de la comunidad. Financiar, administrar o participar en comedores escolares. Establecer un sistema de becas que haga factible la prosecución de los estudios a los alumnos carenciados. Establecer servicios de asistencia médica. Financiar o cooperar en la financiación de planes de turismo y/o excursiones educativas. Distribuir entre los alumnos que no pueden adquirir los útiles, libros y demás elementos didácticos que les sean necesarios y procurar su venta a un precio razonable entre el resto. Construir centros de recreación extra escolar. Adquirir materiales necesarios para el funcionamiento escolar y el mantenimiento del edificio escolar. Encarar cualquier forma de asistencia a los alumnos o sus familias.” Entonces me pregunto ¿Las cooperadoras no esta remplazando las obligaciones del Estado? ¿El sistema económico no empuja a que las cooperadoras se aboquen solamente al ultimo punto y se transformen en asociaciones nada más que pecuniarias en búsqueda de dinero y producen actividades económicas como el bingo, la kermes, la rifa y hasta la venta de productos alimentarios? ¿Y quienes son los trabajadores de esta actividad económica? Los propios alumnos y maestros desvirtuando el papel de la escuela y de la pedagogía.
Dentro de estos contextos, la pedagogía no puede existir independientemente de la realidad social y política. Tampoco se la puede construir como una ciencia de consenso.
Hoy hay mucha confusión. La espiritualidad es una nebulosa, no hay puntos de referencias claros y lleva a que todo se deposite sobre la espalda del maestro.
Argentina es un país capitalista y actualmente con un sistema económico neo-liberal acentuado en el « pensamiento único » que es una doctrina que insensiblemente encierra cualquier razonamiento rebelde, lo inhibe, lo paraliza y busca ahogarlo. Es la doctrina que traduce en términos ideológicos el conjunto del capital internacional. Esta doctrina hoy en día va acompañada del liberalismo a ultranza, e impulsa sobre los Estados tres proposiciones: 1) baja del costo de la mano de obra, 2) la reducción de los gastos públicos, 3) la flexibilidad en el trabajo.
Los dueños de este « pensamiento único » harán todo por mantener, al menos, las mismas condiciones de infraestructuras, culturales y fragmentarias. Vemos entonces que la educación sigue esta realidad; es un reflejo de la misma fragmentación socio-económica dónde los propietarios internacionales del sistema dominante imponen una sociedad competitiva e individualista basada solamente sobre las ofertas y demandas. Entonces, muchos de los problemas educativos no son por la diversidad de los utilizadores de educación, de los maestros, sino que se producen por la incapacidad de los sistemas educativos para responder a las necesidades especificas y que los niños puedan tener un crecimiento correcto.


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I - Primer día de clase


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No hace mucho estando presente, el primer día de clase, en una escuela de un pueblo santafecino no pude dejar de sonreír ante la emoción evidente que mostraban las madres haciendo esfuerzo por contener sus lágrimas o del nerviosismo de padres como si ese niño, ese día, se transformara de golpe en “adulto” abandonando su hogar familiar más allá que ese día era ya una fecha previsible, que se  esperaba con anticipación e impaciencia.
El primer día de clase tiene bastante importancia en la vida de un niño, porque es cuando la familia delega a otra institución exterior a ellos (la escuela) la responsabilidad de ocuparse de su hijo y que le establecerán disciplinas diferentes, e inclusive contradictorias con la misma disciplina familiar; lo que sería una ruptura con la familia y cuyos valores escolares escapan ya de sus manos protectoras. Entonces, el maestro tiene que saber que el choque entre estas dos instituciones: la familia y la escuela no siempre ayuda al desenvolvimiento ni a desarrollar una pedagogía adecuada.
El ritmo de la vida escolar modifica al mismo tiempo el ritmo de la vida familiar y, muchos padres, conscientes o inconscientemente ponen trabas a la escuela y a la pedagogía que el maestro pretende aplicar. Cualquier pretexto: un resfrío, un simple dolor de cabeza o de estómago o un día de lluvia, es buen motivo para que el niño no asista a clase y pueda quedarse dentro de la trinchera familiar donde el ojo de la madre estará presente, y si la institución escolar es mas o menos estricta en su reglamentación y obligaciones educativas, esos padres terminan por criticar al maestro, a los programas y a sus directivos escolares como haciéndolos culpables de una falta de desarrollo intelectual o humano en el niño, se les echa la culpa del desequilibrio o de una adaptación que suelen tener algunos chicos por sí mismo.
En la formación de un alumno la familia y la escuela son “socios” muchas veces conflictivos y hasta competitivos, que no terminan en el ciclo primario o básico sino que también se extiende en el ciclo secundario, donde hay padres que suelen interrogar a los profesores por la nota que les pusieron al hijo.
Cuando un niño entra en el sistema escolar, en una institución educativa, es para el chico un cambio de vida muy marcado, porque él deja el proteccionismo de la madre y del ámbito familiar para entrar en una vida más autónoma, en un ambiente nuevo, diferente, de socialización con reglas estrictas y dónde pasará muchas horas del día de manera cotidiana. Sin dudas, esto produce un choque emocional muy grande, y también ese choque emotivo lo van a vivir los propios padres.
Es importante comprender que, la escolaridad en el niño, presenta un doble significado: individual y social. En el plano individual la personalidad del chico va a evolucionar rápidamente y en el plano social adquiere nuevos valores tal que compartir sus juegos, sus útiles educativos con otros niños que están en iguales condiciones que él y, al mismo tiempo, reciben el concepto de ayuda mutua fundamentada en el respeto de otro ser humano. Esto se considera como la integración social del grupo escolar. Entonces, estos sistemas conflictivos o contradictorios entre familia y escuela llevan muchas veces a que un chico desarrolle una especie de doble personalidad sin que sea un problema psicológico. El niño exprime actitudes diferentes en la escuela y en su casa. El niño no es un adulto en miniatura, pero tampoco es “zonzo” y se acomoda en función de cada estructura. En su casa habla poco sobre la vida escolar salvo que sea interrogado directamente por sus padres y en la escuela hace lo mismo, pero a la inversa. Entonces, para un maestro, si pretende llevar a buen término los objetivos pedagógicos es importante diferenciar al niño del alumno, y que mientras más se comprenda al niño más posibilidad tendrá de aplicar tal o cual método pedagógico ya que no hay un método único sino que los métodos pueden ser complementarios entre si puesto que el niño/alumno posee una evolución permanente y regular. La evolución de la vida mental de un niño depende bastante del progreso en el plano afectivo al igual que en el plano físico y en el plano intelectual.
Llegado a cierta edad de madurez, de mayor o menor aceptación de las reglas de convivencia lo llevan a la contestación hacia las instituciones, que es lo que muchos denominan como una edad critica.


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